Visiblemente emocionada, Santa Casilla, madre de Sovieky, el joven que rescató a una niña de 13 años que fue arrastrada por una alcantarilla en Lavapié, San Cristóbal, compartió entre lágrimas el relato que ha conmovido a todo un país. La historia de este acto de valentía ha tocado los corazones de miles y ha reafirmado el poder de la fe, el amor y la solidaridad en medio de la adversidad.

“Él llegó llorando a casa y me dijo: ‘Mami, no puedo dormir sabiendo que esa niña está ahí sola. Yo sé que ella está viva’”, narró doña Santa con la voz quebrada.

Ante la determinación inquebrantable de su hijo, ella solo pudo responder con amor y esperanza:

“Le dije: ‘Ve, mi hijo, y que Dios te guíe’. Y así fue. No se rindió”.

Según su relato, Sovieky volvió al lugar de los hechos, donde horas antes la menor había sido tragada por la corriente. Con valentía e ingenio, utilizó sacos para desviar parcialmente el agua y acceder a una entrada alterna del drenaje. Sin más herramientas que su fe, se arrastró por el sistema pluvial guiado por su intuición… y por el deseo de salvar una vida.

En medio de la oscuridad y el peligro, encontró a la niña aferrada a una varilla, luchando por sobrevivir. “Él la cargó en los hombros y la sacó. Fue un milagro”, aseguró la madre entre sollozos.

Este gesto de heroísmo ha despertado un profundo sentimiento de admiración en la comunidad y en todo el país. Sovieky se ha convertido en un símbolo del valor ciudadano y la esperanza.

Más allá del rescate, el emotivo testimonio de doña Santa pone en evidencia la necesidad urgente de reforzar los sistemas de prevención y respuesta ante este tipo de emergencias, para que no recaigan únicamente en actos individuales de heroísmo.

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